Pluralidad y Espacio Público en Hannah Arendt

La dimensión del espacio público en Arendt

El poder y la violencia son opuestos;

donde el uno norma absolutamente,

el otro está ausente.

Arendt abordará en este ensayo el camino del pensamiento de lo político en su dimensionalidad temporal desde los griegos a la transformación de la tradición del pensamiento político en Marx. Es este ensayo una pretensión de homogeneizar a la tradición del pensamiento político eurocentrista que lleva la insignia de lo político como un espacio público donde la libertad se iguala a la política y el consenso es la contención de la violencia.

En este sentido Arendt aborda el humanismo como forma de encontrar la libertad en la condición humana, es únicamente en el espacio público la manera de encontrarse, a la vez es la acción la que permite tal construcción. Arendt habrá de someter al pasado a juicio, por ello es que el mismo no será entendido como autoridad. El futuro será la forma de representar la condición de natalidad, a posteriorí será siempre el espacio del resurgimiento, por ello es que la autora no muestra fisuras en su comprensión del futuro humano derivado del pacto de lo político como acción persuasiva, más no como acción que desintegre el lazo de condición humana y le suplante por la pulsión.

Arendt asumirá en este libro, que el humano es incapaz de asumir y encontrar lo absoluto, lo absoluto como verdad, es decir, en Arendt yace el parasitario pensamiento de la lógica del post-fundamento. Es por ello que asume que la verdad debe ser asumida como en el pasado a través de narraciones colectivas, pues ello implica la pluralidad en términos de la racionalidad de lo público. Esta búsqueda de la verdad como separación diametral de lo absoluto le lleva a encontrar la noción estoica de Sócrates, es por ello que Arendt depara Sócrates el camino que en realidad le corresponde, pues el mismo el más grande de los sofistas. Estoicismo y sofismo pretenden en esta abertura reconciliarse.

Este ensayo integrador del pensamiento político abordará caminos donde la construcción de la pluralidad entendida como realidad se creará a partir de movimientos en la bios theoreticos del hombre, que se verá atada a  la vita activa.

En el caso de la tradición griega encontrará espacio en el sistema de análisis de Arendt a partir de diversos sucesos, sin embargo, persiste en la polis griega una insignia que marcará la trayectoria tanto del pensamiento político como la oposición diametral entre filosofía y política, este se dará en el declive de la polis en el juicio de Sócrates. Acción y filosofía encontrarán dicotomías y valores opuestas en tanto el campo del espacio público -definido por Arendt- se amplié, es por esto que la evolución de lo estrictamente político encontrará su radicalidad absoluta en el caso socrático, dado que este personaje construirá el espacio de lo público a través del alumbramiento de la verdad a través de lo otro. El desarrollo de la mayéutica en la otredad emplea en estrictu sensu la pluralidad como desarrollo de la acción, es entonces cuando  libertad y política en el caso de los antiguos se igualan a través de la condición de lo humano.

Será entonces el desmoronamiento de la polis, el mismo cénit del surgimiento de la tradición del pensamiento político, será desde el enfoque de Arendt el cordero sacrificado Sócrates para que la dicotomía entre filosofía y política  genere y engendre a la posteridad el surgimiento del pensamiento de política como acción y necesidad, a la vez, también esta ruptura del arjé el que frustrará a priorí el esfuerzo platónico de construir el gobierno del filósofo rey.

Sin embargo, cabe poner breve énfasis en un punto convergente que considero propicio, es la integración de la realidad –no solo en la Hélade- como pluralidad, esto es, la suma de pluralidades y parcialidad en el ágora griega para la comprensión de lo político. Es entonces cuando se plantea la rivalidad entre la comprensión socrática atada a la mayéutica y el estoicismo que era una forma pura de abordar la realidad, la doxa abordaba en distintas aristas lo político y no, únicamente de lo descartable del idion griego.

La abstracción realizada por el discípulo de Sócrates será una divergencia consciente en el camino de la tradición, esta será abordada desde el ámbito de la supremacía de la epísteme y será entonces cuando encontrará su camino la academia como luz en remembranza de los escritos de Platón.

La autora manifiesta que es en la persuasión como forma de la política, la igualdad era verdaderamente arbitraria pues, la condición de iguales se le asigna únicamente al hombre que siente desapego del gobierno del reino de lo privado, era esta la verdadera libertad la que definía el espacio de la acción griega, pues el esclavo y la mujer estaban subordinados al despotismo del gobernum del hombre, que a la par poseía la capacidad de aparecer en la polis para persuadir al otro que en una condición de igualdad se encontraba en posición de ser aliado o agente activo del debate como forma de acción política.

Por ello, el espacio restante entre iguales es libertad y política, en tanto, hay algo superior en dicho espacio, el mismo es el mundo de las ideas y valores contradictorios. Es el agonismo de Arendt el agon (teatral), donde en el espacio de lo público y la negación subjetiva de lo idion, que el esteticismo retoma a la política, pues es este agonismo es una forma de aparición de los actores, una manera del entender y manifestar la acción a través de la alteridad que fue formulada en la vita pasiva. Empero, es el pensamiento como forma de re-pensar a la acción donde  se genera, es decir, es el espacio de lo privado la forma en la cuál el hombre se retira de la conducción del otro, de su persuasión para que es la subjetividad concentre su yo, para retomar a la acción.

¿Cómo es que dicha evolución trastorno hacia la forma de política como necesidad? Será la política totalizadora y más allá de la totalidad de la política en la vida humana será el terror, la violencia que manifiesta su poder frente a la concepción del mundo el sello distintivo del siglo XX.

Sentadas pues, bases del derecho romano como nos explica Arendt como pacto entre individuos para la conservación del orden de la res pública y como modeladores de la concepción de la vida dentro del pacto del imperium habrían ya superado la cosmovisión del determinismo en la hybris, categoría clásica entendida por añadidura, al exceso del conceso de la vida en el aparecer.

Se continúa con una parte verdaderamente sublime. La consolidación del pensamiento político, surgiendo del letargo católico, el referido es  través de un renacentista brillante y explicado de una lúcida manera por la autora. “El Espíritu de las leyes” es la forma en la cual la tradición evoluciona hacia la necesidad de entender que la política debe ser entendida por sí misma, y que para el desarrollo de la vida pública debe contenerse al poder despótico de acuerdo a tres funciones de vital importancia en la vida humana a través del juzgar, legislar y actuar. El pasado en la tradición es entonces sometido a revisión subconsciente en el pensamiento político, la forma de gobierno será pues sometida a un nuevo análisis y como serán los valores que sostendrán a dichos gobiernos, pues la implícita sociología de Montesquieu permite entender que a un sistema de valores determinado deviene casi por antonomasia una forma de gobierno.

Arendt conduce al Espíritu hacia Marx, desde el principio lo hace. El punto nodal; concilio final de acción y filosofía. Igualdad y libertad. Platón y Aristóteles. Para Arendt como Napoleón fue a Hegel,  Marx le parece la Historia montada en su corcel. Es por esta neutralidad entre el pensamiento político de Marx que la autora advierte que por fin se ha concientizado la bios theoréticos en el eterno retorno, y Marx ha dado vuelta a Hegel conciliando así la acción y la filosofía. El soporte de la praxis como forma de consensuar la pluralidad.

A este “magnánimo” concilium habrá un costo que pagar, la homogeneidad (positivismo presente) de el Espíritu del pensamiento de lo político quebrará en la praxis de Marx. Donde el arjé será la ruptura violenta en la forma de política para la    liberación (incierta) del hombre en su condición histórica en el materialismo histórico marxiano. La comprensión arendtiana del asunto construirá pues, un rescate de la salvación pública como una solución al cambio en la etapa histórica, será el agente detentor de la tiranía y la manifestación de la violencia como continuación de la política, este se engendra en una clase que se entenderá como portador de la razón histórica y nulificará lo social a través del advenimiento del hommo economicus en su dictadura –misma que durará lo mismo que dure el déspota en turno- el demagogo pues, se halla aquí, hace que las masas avalen su acción, que la asamblea sea una herramienta de hipocresía y a la par, será este quien violente ahora la libertad en contracción pura a esta por medio de la política.  Poncio Pilates se reanima a través de la unanimidad de las masas.

El debate de Arendt rebasa  per sé las esferas de conservadurismo/socialismo, estas antípodas se resuelven en Arendt a través del post-estructuralismo donde de nuevo habrá de ser el espacio público el que tendrá la materialidad de lo estrictamente libertario al hombre y que esta se dará en función de la acción. Entonces, acción y espacio público están estrechamente ligados, pues lo mismo en condiciones de igualdad permite a los agentes trastornar el medio y el mundo en sí mismo. La acción sustraída en materialidad forma mundo, de allí que afirme que al desaparecer una parte del espacio público como ente colectivo, desaparece una parte del mundo mismo. De nuevo la pluralidad relativista. Es en espacio público que las relaciones forma inherentemente al espacio de lo político es aquí donde la ontología participatoria de Heiddeger forma tal fenomenología.

Quiero anotar, que en Arendt existe una noción posmoderna y superior al descubrimiento al espacio público. Es ella como alumna de Jaspers que describe al mundo como un sistema plural entendido a través de la otredad e implica al paso, que la verdad occidental se desvela nula, es el relativismo el que permite el relato colectivo de lo verdaderamente real. Lo real es lo plural, la cosmogonía fenece aquí. Arendt se revela a maneras simples, del occidentalismo racionalista y hegemónico.

La ruptura de la tradición la óptica arendtiana se asumirá entonces como un pasado no autoritario y asumido como responsabilidad. La responsabilidad de saberse el pasado que intrínsecamente define parte del ser más no le constituye este asunción de la no-autoridad histórica engendra el poder de la Historia plural.

Este paso de deconstrucción ontológica de la filosofía que se elabora en los post-modernos, parece a Arendt el paso hacia una nueva forma donde el aparecer de nuevo en el mundo donde aparece ya no el hombre, sino los hombres. Empero, a la autora le preocupa verdaderamente que el sentido de la desaparición de dios, el sentido de la secularización en el mundo destruya el absoluto que constituye al mundo en la alteridad y en el yo;  la Tierra. Siempre ha sido el espacio fenomenológico del ser en sí.

A partir de esto, en Arendt habrá de entender en un paralelismo la noción subjetiva de ciudadanía, pues es en la mutualidad y la individualidad, donde se entiende que la confrontación se manifiesta en el antagonismo, es esta noción de confrontación lo que desborda el espacio de Arendt, pues se debe conciliar el antagonismo con el mutualismo, sin abocarlos a comunitarismos riesgosos. Dicha tensión que debe ser traducida en síntesis entre espacio público/privado es lo que engendra la ciudadanía como pacto y como razón de ser de la cosa pública es este agonismo donde los hombres aparecen en alteridad con el otro.

Arendt afirma que en la forma en la cuál se manifiesta la expresión del otro, también se manifiesta el disenso en el agonismo, pues el aceptar la opinión del otro, manifiesta una violación  a la manifestación de la voluntad autónoma, entendido esto, este criterio es doblemente peligroso, pues la subjetiva sumisión al otro sin existir un consenso expreso en la forma de iguales devela la tiranía de las mayorías. Es por ello la importancia del pluralismo en Arendt. Es este no una condición solo sine qua non, sino es la condición per quam en la correlación de un sistema político.

Arendt diferirá de los liberales clásicos, debido a su entendimiento de la libertad construida en el agonismo a través del conflicto, por otro lado en su noción de libertad se vuelve visible en el espacio público, lo cuál implica la antípoda del espacio de lo privado como acceso al espacio de lo privado, inmanente nos daremos cuenta que la constitución paralela de un espacio privado constituye un espacio público cercana al inclusión de nueva cuente de los agentes en conflicto, otorgando validez al principio aquí mencionado.  Hannah Arendt afirma que es en Platón donde dicho principio es generado pues la distorsión que se desprende del conflicto del juicio de Sócrates implica el desplazamiento subjetivo de la libertad en lo plural a lo individual donde será Platón que sobreponga el espacio privado al aparecer  de lo estrictamente público. Es aquí donde el filósofo aparece para mantener la verdad absoluta en la negación de lo material, dejando a la libertad como un ente no terrenal. Aquí se construirá la negación al cuerpo y la supremacía del terreno de las ideas. Será encomienda de San Agustín retornar a dicha tradición.

Arendt construye a través de la identificación de la ruptura del pensamiento político en su tradición como será manifestado el ámbito de manifestación del actor en cada nuevo surgimiento, pues la libertad solo será entendida y construida a través de esta ágora de iguales. La filósofa observará el advenedizo futuro como un fin histórico tanto la caída de la bomba en Hiroshima como la simbólica caída de la URSS en Berlín. Concreto y humanidad acabarían con la utopía forzada.

Esta construcción de lo individual en nexo consciente con la pluralidad, es el gran logro de Arendt pues entrelaza en cierto modo, la relación de gobierno y gobernado acorde a la búsqueda de un consenso que permita la resolución del conflicto a través de la no violencia. El fracaso de la política, afirmará Arendt será la intromisión de la violencia. Este orden de ideas a mi entender da al traste con el concepto clásico de la fuerza pública legítima como detentor brutal de la violencia, pues esta coacción delimita el debate del Estado como razón universal frente al individuo, es el Estado en esta forma un ente primigenio y arbitrario.

Arendt entonces, contribuye a la creación de un espacio ampliado por la concepción de la esfera en donde pluralidad, consenso, negociación y libertad desarrollan al hombre para frenar la pulsión que fulmina con la capacidad creativa del hombre. Arendt en efecto, no podrá ser ubicada en ningún lente comunitarista o conservador, pues su vocación se entiende a partir de elementos democráticos dentro de una concepción heterodoxa de lo occidental.

 

Bibliografía;

ARENDT, Hannah, La promesa de la Política, Paidós, 2008

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